
Fotografía de John H. Ghent, USDA Forest Service, Bugwood.org, bajo licencia CC BY 3.0
La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es un tipo de oruga. Está considerada una de las plagas más importantes para los pinos mediterráneos, aunque también puede afectar a otros árboles. Su nombre es debido a la característica manera que tienen de desplazarse de los árboles al suelo durante la etapa migratoria.
Además de los daños ocasionados a los árboles, la procesionaria del pino puede provocar problemas de salud a humanos y animales (gatos, perros y hurones), debido a una reacción alérgica a sus pelos urticantes (ved “Cada oruga procesionaria tiene 500.000 flechas envenenadas para defenderse” y el artículo de Laura Bermejo Marín “Descubrimos la procesionaria del pino”). El resultado principal son inflamaciones en el área de la boca, que en los casos más graves puede provocar la pérdida de parte de la lengua y los labios, o incluso la asfixia.
Ciclo de vida de la procesionaria del pino
Es importante conocer un poco el ciclo biológico de este insecto para prevenir las situaciones de riesgo de contacto con la oruga.
A finales de verano, las mariposas adultas se aparean y las hembras ponen los huevos en las hojas de los árboles. Las orugas salen de los huevos al cabo de 4 semanas y pasan por varias etapas, de las cuales las más características son la formación de los nidos de seda (donde pasan el invierno) y la migración hacia el suelo (donde se entierran y forman la crisálida) al llegar la primavera. En verano, la mariposa sale de la crisálida, y cuando llega a la madurez vuelve a empezar el ciclo biológico.
El riesgo de contacto con estos insectos se produce durante los periodos de migración:
- finales de otoño (cuando construyen los nidos)
- principios de la primavera (cuando el aumento de las temperaturas estimula a las orugas a desplazarse del árbol al suelo)
También existe riesgo en la época en que se manipulan los nidos para eliminarlos (de invierno a primavera).
Síntomas
Si vuestra mascota ha entrado en contacto con procesionarias del pino, observaréis que:
- el animal se muestra nervioso
- se queja de picor e inflamación en los labios, boca y lengua
- cuando el contacto ha sido con el interior de la boca, babea más de lo normal y traga demasiado rápido
Estos síntomas también se pueden dar por otros motivos, como por ejemplo intoxicaciones con algunas plantas, por lo que conviene que vayáis al veterinario para determinar la causa exacta y establecer el tratamiento adecuado.
Las lesiones más típicas que provoca la procesionaria del pino son:
- Inflamación de la boca, lengua y labios. Estas reacciones se producen cuando el animal lame o manipula el insecto con la boca. Son las lesiones más típicas y que acostumbran a generar más problemas.
Además de las inflamaciones, se puede producir muerte de tejido en las zonas afectadas. Eso implica que el animal podría perder una parte de la lengua o de los labios.
Si un animal llega a ingerir la procesionaria, las consecuencias pueden ser peores: en algunos casos se puede producir una inflamación severa de laringe, que comprometería la respiración y podría conducir a la muerte del animal.
- Inflamación de los párpados y úlceras en la córnea, cuando los pelos urticantes de la procesionaria del pino son transportados por el viento desde los nidos.
- Inflamación de la cavidad nasal, cuando el animal olisquea la oruga o zonas donde hay nidos, y penetran pelos urticantes.
Pronóstico
El pronóstico varía en función de la zona afectada, la extensión de las lesiones y la rapidez con que se inicia el tratamiento. Por eso, si sospecháis que vuestra mascota ha entrado en contacto con una oruga procesionaria del pino, es recomendable que lo llevéis de forma inmediata a un centro veterinario para evaluar la gravedad de las lesiones y establecer el tratamiento más adecuado.
Prevención
Es fundamental controlar las zonas de paseo y jardines donde viven nuestros perros o gatos durante el otoño y primavera y tomar medidas para evitar su contacto con las orugas, ya sea utilizando métodos para eliminarlas o evitando las zonas donde se encuentran.