¿Estáis decididos a comprar un cachorro y ya habéis escogido la raza? Aseguraos primero de que ésta es la raza que más se adapta a vuestro estilo de vida. Si compráis un cachorro, además, significa que estáis dispuestos a armaros de paciencia para darle una buena educación: será pequeño, encantador y también salvaje. ¿De verdad estáis seguros? Entonces es el momento de buscar dónde comprar el perro de vuestros sueños.
Si no queréis ser víctimas del tráfico de perros y de los muchos timos que pueblan este mercado, tenéis que informaros bien antes.
¿Qué requisitos debería cumplir el cachorro?
Para que el cachorro esté sano física y mentalmente, en primer lugar no debe ser nunca nunca menor de dos meses de edad. Lo ideal es comprarlo cuando tiene de dos y medio a tres meses de edad. Es el momento en que están preparados para separarse de la madre e iniciar su propio camino.
El carácter y personalidad que tenga los vais a compartir durante todos sus años de vida. Una parte del carácter estará formada por sus genes, otra por las experiencias vividas y otra por la educación que vosotros le proporcionéis. Tan importante como que cumpla con los requisitos morfológicos es que se haya criado en un ambiente sano a todos los niveles.
Por eso, si no queréis tener que lamentaros, debéis elegir bien. Muchas veces, cuando se trata de comprar un cachorro ¡el sentido común desaparece!
Recordad que es tan válido adoptar como comprar a un buen criador. En este artículo nos centraremos en la compra, pero en refugios y protectoras también se pueden encontrar cachorros, a veces incluso de raza.
¿Con qué nos vamos a encontrar ahí afuera?
Criadores minoristas y criadores profesionales
Para los criadores minoristas la cría no es su principal fuente de ingresos. Normalmente crían pocas razas: lo habitual es de una a tres. Normalmente tienen pocas camadas y se preocupan por tener cachorros de calidad, al tratarse de una cría que podríamos llamar más familiar.
La mayoría tienen pasión por las razas que crían. Los animales están cuidados, socializados y cumplen con los controles veterinarios necesarios. Suelen ir a exposiciones.
Los criadores profesionales hacen de la cría su modo de vida. Cumplen con los requisitos legales y todos sus ejemplares deberían tener pedigree. En el momento de la compra, han de estar inscritos en el LOE (Libro de Orígenes Español).
El criador mayorista debería tener muchos puntos en común con el minorista. Tienen un mayor número de ejemplares y cachorros, aunque el número de razas tampoco será excesivo. Los animales están cuidados y las instalaciones serán las adecuadas para su bienestar. También suelen asistir a exposiciones caninas.
No por ser un criador comercial se es un mal criador, y viceversa. Todo depende del tipo de persona que lo haga y de cómo tenga a sus ejemplares. Por tanto, debemos informarnos bien y buscar a un criador responsable que ame su raza/s y a sus ejemplares, que tenga amplios conocimientos de la raza/s, que se interese y nos haga preguntas sobre el futuro del cachorro e incluso que pueda negarse a venderlo si cree que el hogar no es el adecuado. Es decir, que no se limite a coger el dinero y darnos el cachorro sin más.
El cachorro debe tener todas las garantías, con su cartilla sanitaria en regla y, ante cualquier problema, la posibilidad de reclamar.
Lo ideal es ir a ver el lugar, ver toda la camada con su madre y observar cómo interaccionan entre ellos y con el criador. Eso nos dará una idea de si es lo que estamos buscando. Un buen criador no sólo no se negará a que le visitemos, sino que estará encantado con ello. Es importante que nos genere confianza y nos permita hacerle todas las preguntas necesarias, porque lo normal es que él también nos las haga a nosotros.
Granjas y criaderos multi-raza
En el lado opuesto a los buenos criadores están las “granjas de cachorros”, por llamarlas de algún modo. Este nombre “idílico” hace referencia a unos lugares infernales donde se crían perros de forma masiva y cuyo único objetivo es el lucro. Este tipo de granjas se encuentran, sobre todo, en Europa del Este, pero eso no significa que no existan allí criadores éticos y profesionales.
En las granjas de cachorros las madres dan a luz una y otra vez, desde el primer celo, hacinadas en unas jaulas sucias e insalubres, con una alimentación deficiente, sin cariño ni atención veterinaria. Es decir, pura explotación animal. Cuando no pueden criar más, son sacrificadas. Los cachorros se separan de la madre con apenas 20 días y se venden lo antes posible.
El coste de los cachorros criados de esa manera es irrisorio, por los pocos gastos que estos generan. De ahí que España forme parte de los países que importan perros de estos sitios.
Los perritos que vienen de estos lugares se transportan en camiones con los papeles falsificados, para que puedan viajar (en la UE es obligatorio que hayan cumplido los tres meses y tengan las vacunas correspondientes).
Durante el viaje se calcula que mueren un cincuenta por ciento de ellos, ya sea por enfermedad, desnutrición, hacinamiento o frío. Los supervivientes, muchos de ellos enfermos, se venderán en tiendas y por internet. Serán cachorros mal socializados, tristes, con enfermedades subyacentes o ya evidentes y que, al fin y al cabo, tampoco cumplirán con las expectativas como raza ni de comportamiento.
Como el negocio de la venta de cachorros mueve mucho dinero, en nuestro país ya existen granjas de cachorros que se identifican comúnmente con el nombre de “criadores multi-raza“. Vienen a ser lo mismo: fábricas de perros donde crían de todo en las mismas condiciones que las granjas de las que hablábamos. Y muchos, por desgracia, son legales.
Un gran número de tiendas se abastecen de estos perritos, tanto nacionales como importados. Juegan con el “factor escaparate” y la compra compulsiva. Una vez adquirido, cuando la familia se percata de que tiene un cachorro enfermo, ya existe un vínculo afectivo importante.
Cría en domicilios particulares
Este tipo de criadores puede ser que sean personas responsables. También puede ser, sin embargo, que estén explotando a los animales que un día entraron como perros de compañía y posteriormente vieron como un buen negocio, vendiendo cachorros bajo mano. En cualquiera de los casos, según nuestra legislación actual esta cría no es legal. Está prohibida la venta entre particulares.
Señales de alerta
La mayoría de las “gangas” que hay por internet provienen de esta cría particular y de perros de granjas, por no hablar de los timos: venden un perrito inexistente y se quedan con nuestro dinero. Duros a cuatro pesetas no hay, por lo que hay que desconfiar de las ofertas: un perro no tiene período de liquidación, y criar un cachorro que cumpla con los requisitos de su raza y esté sano y equilibrado implica dedicación, tiempo y dinero.
Hacerse con uno de estos cachorros, aparentemente más baratos, saldrá al final más caro, tanto económicamente (visitas al veterinario, ingresos hospitalarios, etólogos…) como desde el punto de vista emocional. Si no tenemos las cosas muy claras puede que, al cabo del tiempo, no nos veamos capacitados para seguir teniéndolo en casa. El cachorro empezará su peregrinaje de mano en mano y alguno de ellos, en el peor de los casos, será incluso abandonado.
Cuanto menos demanda tengan éstos falsos criadores, menos motivos tendrán para existir y menos perros pasarán por ese calvario. En nuestras manos está.
Deberemos desconfiar si:
- Existe poca transparencia y no nos dan ninguna información sobre los padres del cachorro
- Los perros son muy baratos, sobre todo por internet (en las tiendas esos mismos perros no son tan económicos).
- El criador no muestra ningún tipo de interés por nosotros ni por el futuro del cachorro
- No nos enseñan los documentos del cachorro (cartilla sanitaria ni pasaporte)
- El cachorro no tiene microchip o éste no está correctamente asociado a su pasaporte y/o cartilla sanitaria, que han de estar debidamente cumplimentados por un veterinario colegiado
Entonces ¿adónde ir?
Tanto para encontrar buenos criadores como para huir de los anuncios clasificados, los timos y estafas que pueblan la red, internet está bien como primer paso. Luego deberíamos acudir siempre a las sociedades caninas oficiales (Real Sociedad Canina de España y Unió Cinòfila de Catalunya). Ellos os podrán recomendar un buen criador y/o club de raza si lo hubiera.
Una vez esté el cachorro en casa, preparad lápiz y papel: apuntad cómo hace las cacas, qué actitud tiene, cómo come, qué tal duerme, y todas las dudas que se os puedan presentar. No dudéis en visitar a vuestro veterinario de confianza. Él os asesorará sobre cómo cuidar y educar a vuestra fierecilla.