Las estadísticas mandan. Los gatos van ganando terreno como mascotas en nuestras ciudades. Las viviendas pequeñas y el ritmo de nuestras vidas laborales y sociales hacen que, hoy en día, a aquellos que nos gusta compartir espacio y tiempo con un compañero peludo nos seduzca mucho la idea del animal independiente que no tenemos que sacar a pasear. Pero, más allá de estas dos afirmaciones, ¿tenemos claro quién son los gatos? ¿Sabemos cuáles son sus necesidades reales? ¿Les gusta a ellos la compañía? ¿Los tratamos aún como perros pequeños?
En definitiva, ¿queremos a los gatos por lo que son o por lo que creemos que son?
Orígenes de la domesticación del gato
Es difícil determinar en qué momento de la historia se domesticó a los gatos. Posiblemente fuera consecuencia de los primeros asentamientos agrarios del hombre. Con la agricultura vinieron los excedentes y el almacenamiento de grano… y detrás del grano, los ratones… y detrás los ratones, los gatos.
Con los egipcios los gatos pasan a ser reencarnaciones del dios Ra y la diosa Balt, por lo que los felinos domésticos adquieren un posicionamiento social y religioso muy importante. En Egipto, pues, se inicia una lenta expansión y domesticación, muy posterior a la de los perros, que llega hasta nuestros días. Ya tenemos un primer hecho diferencial.
Partiendo de aquí es como hemos de empezar a entender los gatos, no desde su comparación con los perros. Tienen sus propios hábitos alimentarios, reproductivos y sociales, que debemos conocer para poder disfrutar de la mutua compañía.
Características y necesidades de los gatos
El gato (felis silvestris catus) es un mamífero carnívoro de costumbres cazadoras, muy habilidoso, más bien solitario y de actividad crepuscular.
Para que nuestro gato se encuentre lo mejor posible, deberíamos intentar meternos en su piel, es decir: facilitar que desarrolle todas aquellas habilidades y comportamientos que tendría de manera natural. Sólo así minimizaremos el famoso —y realmente poco entendido— estrés felino.
Hay una serie de puntos clave a tener en cuenta para hacer feliz a vuestro gato:
- Han de tener siempre un lugar donde se sientan protegidos si creen que hay alguna amenaza o simplemente quieren que los dejen en paz. Este lugar puede ser el transportín, una caja, una caseta…
- Han de poder desarrollar sus instintos cazadores. Los gatos de casa con jardín tienen que poder salir y entrar por gateras. Así son completamente felices. Hablad con vuestro veterinario y os explicará cuál es la pauta de vacunas más adecuada para estos gatos, puesto que es ligeramente diferente a la del gato que vive a un piso y no puede tener contacto con otros gatos.
- Han de poder compartir espacios de relación e interacción con los humanos de casa. Dedicadles un ratito de caricias y juegos. Los dos lo agradeceréis y se reforzará vuestro vínculo.
- Tienen que poder entrenar el sentido del olfato, que para ellos es muy importante. Si abrís una latita en un extremo de la casa, ¡aparecerá rápido aunque esté muy lejos!
- Deben tener diferentes áreas donde poder acceder a:
- Suministro de agua a mansalva (mejor si es una fuente para gatos: les encanta y los estimula a beber).
- La comida mejor en diferentes formatos: húmeda y en diferentes texturas, además del pienso seco. Mejor que esté repartida por varias zonas de la casa, incluso en zonas altas. Así favorecemos la conducta depredadora.
- Zonas de rascado de uñas.
- Zonas de juego (circuitos, pelotas pequeñas, ratones mecánicos).
- Zonas de descanso y sueño.
- El nivel de confort ambiental de un gato es fundamental para su estado de salud. Hace falta que visite al veterinario, pero sólo lo mínimo necesario. Estas visitas son estresantes para el gato, para vosotros y para el veterinario, que tiene bastante con ver a sus pacientes un par de veces al año para asegurarse de que están sanos y felices.
- Para mantenimiento su buena salud, es importante que hagáis caso de los consejos de vuestro veterinario:
- Las desparasitaciones internas y externas se tienen que hacer de manera regular.
- Una buena elección de la alimentación, adecuada a su fase de desarrollo, estado de salud y nivel de actividad, es básica. Ellos, como nosotros, ¡son lo que comen!
- Si ya tenéis un gato, informaos bien antes de coger otro. Si vuestro gato ha vivido siempre solo en casa, a pesar de que nosotros (como seres sociales que somos) pensamos que ha llegado el momento de facilitarle un compañero o compañera, quizás él no piensa lo mismo. Recordad que cualquier cambio para ellos es difícil de asimilar. Si finalmente decidís introducir un nuevo felino, consultad a vuestro veterinario, que os explicará cuáles son las mejores pautas para hacerlo sin que nadie salga perjudicado.
- A medida que se hacen mayores aumenta la posibilidad de que sufran enfermedades asociadas a la edad, como la artrosis, que pueden provocar dolor. En esto también son especiales y lo manifiestan de manera muy diferente a un perro: disminuyen la actividad, dejan de acicalarse, se vuelven malcarados… ¡Estad muy atentos y consultad a su doctor!
- Les encantan las alturas: desde una estantería se ve y controla todo, y se sienten seguros. ¡Es como estar subido a un árbol!
Feliz y felina convivencia… ¡Miarramiau!
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