Cuando tratamos a una mascota por cualquier aflicción la cirugía siempre es el último recurso. Ningún propietario querría que su ser querido pasase por el quirófano. A veces, sin embargo, es lo único que garantiza la recuperación del animal. Como veterinarios aspiramos a proporcionarles a todos una vida larga y de calidad sin hacerles sufrir innecesariamente.
Por eso, cuando operamos nuestro objetivo es que la cirugía no sólo cure sino que, además, sea lo menos traumática posible.
Una manera de hacer la recuperación más fácil y cómoda son las suturas intradérmicas. Aquí es donde la cirugía, para nosotros, se convierte en una obra de arte. Es la belleza de dejarlo todo como lo hemos encontrado, o como tendría que haber sido: ordenado, sin alteraciones y con la mínima cicatriz posible.
Los puntos intradérmicos no molestan y el hilo se diluye solo. Por lo tanto, el paciente no necesita las molestas campanas para evitar que se mordisquee las heridas.
Un beneficio añadido es la estética: con este tipo de sutura no queda cicatriz. Evitamos que crezcan masas de tejido alrededor que, en el futuro, podrían causar problemas, ¡y vuestra mascota seguirá tan bonita como siempre!
Para nosotros lo más importante es que antes, durante y después de una intervención quirúrgica nuestros pacientes estén confortables y con el mínimo dolor posible. Por eso, usamos protocolos de anestesia y sedación avanzados, aplicamos las últimas técnicas de cirugía y, después, pautamos los analgésicos más adecuados para cada situación.
En la mayoría de los casos los pacientes se pueden ir a casa el mismo día. Si la cirugía se hace por la tarde, por conveniencia de los propietarios o porque es una urgencia, siempre recomendamos que pasen la noche en nuestra sala de hospitalización 24h. De este modo podemos siempre monitorizar su evolución durante las horas cruciales de la recuperación.