Los calçots (también calsots o cebollones), como el resto de cebollas, ajos y otros representantes de la familia de las liliáceas, que nosotros comemos sin ningún problema, pueden resultar tóxicos e incluso letales para muchos animales domésticos, entre ellos los perros y gatos.
¿Por qué son tóxicos?
Este tipo de alimentos pueden provocar toxicidad en cualquiera de sus formas (crudos, deshidratados o cocidos) debido a unos componentes llamados tiosulfatos. Los tiosulfatos oxidan los glóbulos rojos y provocan su ruptura. A consecuencia de esto, los tejidos internos no reciben suficiente oxígeno. Es lo que denominamos una anemia hemolítica, que puede tener efectos hematológicos y clínicos severos.
Los perros y gatos son altamente susceptibles a intoxicarse con los calçots porque les provocan daños a partir de dosis muy bajas (5 gr/kg en gatos y 15-30 gr/kg en perros).
¿Cómo puedo saber si mi mascota se ha intoxicado con calçots?
Los síntomas más habituales de intoxicación por cebollas o calçots son:
- vómitos
- anorexia (dejan de comer)
- taquicardia
- aumento de la frecuencia respiratoria
- mucosas pálidas
- orina con sangre
¿Qué tengo que hacer si creo que mi animal ha comido calçots o cebollas?
Si sospecháis que se ha producido una intoxicación por cebolla o calçots, id inmediatamente al veterinario. Los vómitos y la diarrea pueden ser inmediatos, pero el resto de síntomas aparecen, habitualmente, entre uno y cuatro días después de la ingestión.
Es por eso que hay que hacer frente a la intoxicación desde el principio, puesto que si no se trata a tiempo puede llegar a ser letal. La destrucción de glóbulos rojos es más rápida que la capacidad del animal de fabricar de nuevos.
¿Qué tratamiento recibirá mi mascota en caso de que se intoxique con calçots?
Dado que no hace falta gran cantidad de cebolla o calçots crudos para provocar una intoxicación, puede ser útil provocar el vómito durante la primera hora después de que los haya comido, aunque el animal no muestre síntomas.
Las intoxicaciones leves se suelen resolver espontáneamente o con suplementos de vitamina C y E, pero en casos más severos el tratamiento consiste en oxigenoterapia, fluidoterapia e, incluso, transfusión de sangre.