Seguro que muchos de vosotros, como propietarios de gatos, os habéis visto alguna vez en la situación de tener que meterlo en el transportín. Y seguro también que a muchos de vosotros os resulta una situación, cuanto menos, poco agradable.
Como veterinarios, es muy común que nos digan: “es que no hay manera de meterlo”, o “es que cuando me ve con el transportín, ya sale corriendo y se esconde”.
¿Por qué rechazan el transportín?
La respuesta se llama aprendizaje. El gato ha aprendido que cada vez que lo metemos en esa caja extraña, pasa algo malo, como por ejemplo, ir al veterinario. ¿Resultado? El gato sabe que cada vez que aparezca en escena el transportín, ha de hacer todo lo posible por evitarlo, incluso si eso supone tener que enfrentarse a su querido propietario. Cualquier cosa antes que meterse allí.
¿Qué podemos hacer para evitar esto?
El único medio para hacerlo es acostumbrar al gato al transportín desde que es un cachorro, y demostrarle que no es nada malo, sino que al contrario, puede resultar algo muy agradable. ¿Cómo?
En la mayoría de los casos, el transportín se suele mantener guardado en algún sitio hasta el momento que se necesita, y entonces se saca. Esto debe ser lo primero que hemos de cambiar. Debemos hacer que el gato vea su transportín como una pieza más del mobiliario habitual: lo dejaremos en un lugar de la casa (sin la puerta) para que lo vea cada día, lo huela, lo marque con su olor, etc.
Cómo aclimatar al gato al transportín
El transportín ha de tener un significado positivo para el gato. Además de acostumbrarlo a su presencia, podemos recurrir a varios trucos:
- Colocar dentro comida muy apetitosa, varias veces a la semana.
- Si tiene un juguete que le gusta mucho, podemos lanzárselo hacia dentro del transportín, para que entre allí a buscarlo como parte del juego.
- Podemos poner dentro alguna pieza de ropa nuestra, para que le transmita ese olor familiar.
- Es muy útil también premiar al gato con comida o caricias cada vez que entre en el transportín de manera voluntaria.
Cómo viajar sin incidencias
El día que tengamos que utilizar el transportín, si hemos aplicado estas pequeñas argucias probablemente no tendremos ningún problema. Aun así, hay un par de consejos que ayudarán a nuestro gato a estar más tranquilo:
- Usar feromonas: se aplican en el transportín unos 15 minutos antes de meter al gato, sobre todo en esquinas y techo.
- Tapar el transportín durante el viaje, con una manta o similar, les ayuda a mantenerse más serenos.
En definitiva, la clave principal para que haya paz a la hora de utilizar el transportín es acostumbrar al gato desde pequeñito a entrar y salir de él y asociarlo con cosas positivas.
No Pings Yet