Los gatos son una de las especies animales que se han domesticado más recientemente en la historia de la humanidad, e incluso hay quien opina que no los hemos domesticado en absoluto. Son animales de costumbres, independientes, territoriales e inquisitivos, dueños de sí mismos y de su entorno.
Aunque para cualquiera de nosotros la presencia de gatos forma parte de nuestro paisaje cotidiano, no por eso los conocemos tan bien como, por ejemplo, a los perros, ni sabemos interpretar su comportamiento con la misma facilidad.
Ahí van algunas pinceladas sobre el cuidado de estos animales tan particulares.
Comida
Los gatos salvajes comen normalmente de 10 a 20 veces al día, alimentándose a base de pequeñas presas. Además, pasan buena parte del tiempo buscando y cazando a sus víctimas. Extrapolando esto a los gatos domésticos, hemos de dejarles la comida a libre disposición durante todo el día y ellos mismo irán racionándola.
Si además escondemos pequeños trocitos de comida por casa, simularán la búsqueda del alimento y se entretendrán cuando estén solos.
Es recomendable ofrecerles comida húmeda frecuentemente.
Agua
El bol de agua de un gato ha de ser ancho y el agua ha de estar lo más rebosante posible. Es preferible que esté separado de la comida.
Les encanta el agua corriente, por lo que las fuentes para gatos son una gran elección para que puedan beber agua en movimiento y, además, entretenerse.
Bandeja sanitaria
La bandeja sanitaria debe tener tamaño suficiente para que el gato pueda dar una vuelta sobre sí mismo, y tiene que tener bastante arena como para que pueda escarbar sin tocar el fondo de la caja.
Ha de realizarse una limpieza diaria para retirar los excrementos y arena sucia. Una vez a la semana se debe realizar una limpieza en profundidad.
La bandeja debe colocarse en un sitio tranquilo donde el gato no sea molestado constantemente. El número de bandejas ha de ser igual al número de gatos + 1. De este modo, evitamos posibles problemas de marcaje, o que el gato haga sus necesidades donde no debe (ver “Los gatos detestan su bandeja sanitaria sucia”).
Rascador
Los gatos necesitan rascar. Es una necesidad biológica. Debemos enseñarle desde muy pequeño a hacerlo en el lugar adecuado para prevenir problemas en el futuro.
La extirpación de las uñas es una cirugía ilegal y cruel para el gato, además de no ser necesaria.
Espacios verticales
Los gatos son unos apasionados de las alturas, y aunque hay varias teorías al respecto, no está claro por qué. Lo que sí es seguro es que les encanta disponer de sitios altos donde descansar y observar todo lo que ocurre.
Juego
Los gatos prefieren jugar durante cortos espacios de tiempo y varias veces al día. Sus juegos preferidos son perseguir objetos en movimiento o atraparlos si cuelgan de una cuerda.
No debemos jugar con nuestras manos o pies con el gato. Si los ven como un juguete, podrían atacar cuando no estamos jugando (ver “Juegos con el gato que provocan problemas de comportamiento”).
Existen numerosos juguetes interactivos que les proporcionan una buena estimulación mental y entretenimiento para cuando están solos.
Zona segura
Todo gato ha de disponer de un lugar donde poder esconderse sin ser molestado. Son animales muy sensibles al estrés, y la forma más habitual de demostrarlo es escondiéndose. Cuando lo hagan, debemos permitírselo y no intentar sacarlos de donde estén.
Conviene también averiguar qué ha causado esa reacción, para resolver el problema si es posible y permitir que el gato supere su estado de ansiedad por sí mismo. Si no es así, consultad a un veterinario el tratamiento más adecuado.
Información complementaria en “Los gatos y el estrés”.
Transportín
Todos los gatos deben ser acostumbrados a usar el transportín, pero ha de hacerse de una manera gradual y adecuada.
Una buena idea es tener el transportín siempre abierto en casa y dejarle dentro premios y juguetes, en vez de sacarlo únicamente cuando lo vayamos a llevar al veterinario o de viaje.
Si queréis más información sobre los transportines, podéis consultar el artículo “Los gatos y el transportín”.